Muchas veces me habían dicho que cuando no externas lo que sientes, el cuerpo se comienza a enfermar, de esa forma puede sacar lo que tanto callo, para ser honesta nunca había creído todo eso, hasta que llegaste tú.
A raíz de que todo terminó, pasé dos semanas vomitando sin parar, supongo que fue la forma en la que pude sacar todos esos «te extraño» que nunca diré, todas esas ilusiones de algo mas allá de algunos meses, nuestra pequeña eternidad… Todo eso quiso salir de mi, pero no saliste tú. Por mas que vomite, por mas que lloré, por mas que fumé, sigues aquí.