Cuando te volví a encontrar

Cuando te conocí, eramos unos niños, siempre estuviste en mi mente como ese amor imposible de la infancia, confieso que jamás pasó por mi mente el que podría llegar a sentirme así por ti, y mucho menos el que tú te sintieras así por mi, que seamos lo que somos, que nos sintamos como nos sentimos, el querernos como lo hacemos, el ser lo que somos, creo que tuvo que pasar el tiempo necesario para que cuando fuera nuestro momento lo supiéramos valorar…

Cuando todo inició no puedo negar que llegue a pensar que seriamos solo un breve momento, un simple cerillo dentro de mi infierno, algo tan breve que podría confundirse con un rayo que sólo iluminaría mi noche más obscura y no volvió a brillar más. Hoy puedo decir que soy muy feliz por no haber estado en lo correcto. Eres mi fogata de consejo… Eres esa fogata que me da calor cuando lo necesito, ilumina lo necesario, eres lo que necesitaba para poder volver a sentir. Como todo lleva tiempo y esfuerzo, y más aún una fogata así. Tuvo que pasar su respectivo tiempo para que se culminara el proyecto, para logar cumplir el reto… La ventaja de algo con tantas bases es que difícilmente con una tormenta la va a poder derrumbar.

Tú, mi calor continuo y abrigador, mi luz, mi amor, eres el fuego que me hacia falta para derretir el hielo que cubría a este volcán, eres ese fuego que me ha vuelto hacerme sentir viva, eres ese calor que se había ido de mi… La cuestión aquí es… ¿Podrás con la lava que este volcán puede llegar a emanar? ¿Por qué no ser como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl? Convertirnos en leyenda e inmortalizar nuestro amor. Traspasar las barreras del tiempo y amarnos lo suficiente para que ese amor se transmita con el simple hecho de escuchar nuestros nombres, uno después del otro.