Hoy que te doy por perdido, pienso en si existirán formas correctas de irse, ¿la verdad? No, o al menos, no en este momento, la forma en que decidiste irte sólo me deja un sabor amargo, amargo como el de un cigarro en la madrugada con el estomago vacío, los que llevo desde que simplemente decidiste desaparecer.
Me gustaría tener la capacidad que tienes de irte sin voltear atrás, sin importarte que tanto destruyes al irte, sin importarte que tanto caos dejas con tu partida, porque no podemos decir con tu adiós, porque ni siquiera fuiste capaz, de hacer eso, decir «adiós».
Quizá ahorita sólo escribe mi furia, mi dolor, mi corazón desecho, mi alma rota, pero no puedo creer que prometiendo tanto, pierdas toda la congruencia de la que tanto hablabas, cielo…
